En Honduras, una noche estábamos en una
colonia en pleno proceso de alfabetización y se fue la luz. Era una época de
apagones en Tegucigalpa; entonces, la gente prendió velas y candeleritos para
seguir jugando.
Dio la casualidad de que un funcionario de Naciones Unidas andaba por allí y, al notar tantas gente trabajando con velas encendidas, sintió curiosidad y se acercó a averiguar.
Al darse cuenta que no era un velorio sino una jornada de aprendizaje de alfabetización y, al ver a la gente tan entregada, quedó muy impactado. Tiempo después este señor se puso en contacto conmigo. Lo habían nombrado representante residente de Naciones Unidas en República Dominicana y deseaba poner en práctica nuestro trabajo de alfabetización en ese país.
Así fue como resultamos participando activamente en la Jornada Nacional de Alfabetización "Alfabeticemos Ahora", a través de la cual se beneficiaron miles y miles de personas.
El trabajo que se realizó en las cárceles fue muy importante y pudimos notar como personas de otras nacionalidades aprendían el español con facilidad.
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